viernes, 22 de octubre de 2010

Pa mí tú no eres na, tú tienes la bemba colorá!


«Antes, los venezolanos teníamos los ojos como ciegos, no sabíamos quienes eran los dueños del país, como se lo vendían a los gringos, hoy la revolución nos ha hecho ver. Por eso es que los ricos no quieren a Chávez»
Un taxista

A partir de 1989, descubrimos que no éramos un país; que a pesar de tener una constitución, un himno, un escudo y una bandera, sólo habíamos sido una mina conectada a la historia, de Europa primero y EE UU después.

Luego del guarenazo, comenzó un despertar y un desbaratarse de ilusiones, de mitos, de leyendas, que durante la lucha se han ido derrumbando. Hoy, finales del 2005, nos encontramos en plena madurez, lo que nos permite comprender la necesidad de pasar a otra etapa, la de construir juntos nuestra verdadera historia, la que decidamos, sin que nadie nos utilice para su beneficio; y cuando decimos nadie, estamos diciendo los de adentro y los de afuera, los de derecha y los de izquierda, las religiones y las ideologías de cualquier signo, porque por primera vez, tenemos la oportunidad de ser nosotros, de revisarnos, de valorarnos, de abandonar la vergüenza en la que el capitalismo nos ha sumido. Hoy nos toca vernos como descendientes indígenas, africanos, mestizos, pobres, mujeres y hombres. Encontrarnos sin gremios que nos separen, sin partidos que nos obliguen a obedecer de acuerdo con los intereses de los jefes. Tocarnos desde el corazón, sin empalizadas ideológicas, políticas, religiosas, raciales, o de géneros.

Sabernos explotados, es el primer paso para empezar a conversarnos como país distinto, no mina. El lenguaje del explotador nos condiciona a decir sus mentiras. Ejemplo: nos habla de desarrollo y nosotros en revolución. Sin analizar ese concepto, lo aplicamos, no lo analizamos, nadie se pregunta sobre lo que se desarrolla, aunque todos sabemos que sólo se desarrolla lo existente; sin embargo decimos: «Debemos impulsar el desarrollo», sin percatarnos que lo existente es el capitalismo, que el socialismo de carne y hueso todavía no existe, que primero deberíamos construirlo, para luego, si queremos, lo desarrollamos.

En esta misma perspectiva, hablamos de vivienda, salud, educación, deporte, diversión, arte. Sólo pedimos desarrollar su construcción, su fortalecimiento, sus gastos, sus inversiones, sin que sean criticados de manera práctica esos haceres, obviando, que son expresiones capitalistas, instituciones que al ser financiadas reproducirán a largo plazo al capitalismo.

Todo el mundo pide plata para la educación, la salud, o lo que sea; pero a nadie se le ocurre pensar en cual salud, en cual educación, en cual vivienda invertir; nadie pareciera percatarse que los educandos de hoy serán los reaccionarios del mañana, y no por mala fe, sino porque esa educación, ese deporte, ese estilo de consumo, los devolverán al pasado.

Los que manejan los medios de información, desde este lado de la revolución, sólo se preocupan de las formas. Unos se quieren parecer a CNN, otros a los franceses y otros a otros, pero ninguno quiere ser como nosotros. 

Todos piden desarrollar la agricultura y la cría, pero a nadie se le ocurre que la que existe sólo alimenta a la agroindustria internacional, a los transgénicos.

Todos piden proteger el medio ambiente pero los planes son para desarrollar las grandes industrias de la construcción, automovilística, petrolera, petroquímica etc.

Es claro que existen las excepciones, y es a estas excepcionales mayorías, a quienes va dirigida esta angustia, estas ignorancias, porque estoy convencido de que los sabios no podrán resolver el problema planteado, ellos están cómodos, no tienen necesidad de cambiar nada; en cambio nosotros, (los que de no cambiar el mundo social, estamos condenados a reproducirnos como pobres por los siglos de los siglos, si antes el capitalismo no acaba con el planeta) sí podemos y es nuestra responsabilidad, paciencia nos sobra y ganas de vivir también.

Toda esta tarea de amasar otro mundo, desde el corazón y para el corazón, no será posible hasta que la plaga de los guardianes, los protectores, los salvadores de la revolución, los sacrificados, los martirizados, los cobradores por tareas, los trepadores, los pensadores con cerebros prestados, los imitadores, los saltimbanquis revolucionarios, los charlatanes, los ofrecedores de cielo, los que creen que se la están comiendo, los demagogos, los vendedores de milagros, los pedigüeños, los que creen que el Estado les resolverá la vida, no desaparezcan. Específicamente la cultura que somos.

Días de no confiar, días de ser otros


Como puerta de botiquín antiguo, cierra y abre a la vez.

Estas palabras que leerán, expresan ideas sueltas, regadas en distintos Cayapos*. Nadie espere encontrar una receta; tal vez, sean más las ignorancias, que las certezas. Hay una seguridad al proponer a todos (as) esta lectura: no hay ninguna regla académica, ninguna sabiduría universitaria, ningún método científico, ningún dogma religioso, ninguna ideología del poder, ejercido o por ejercer. Así que, busquen a ver de donde se agarran en está liza pared. La sociedad por construir, así lo reclama, lo exige, a lo mejor no a ti, pero sí te interesa estás obligado a parir; la modorra, la copia, el no importa, la creencia, no servirán de nada. Parir pensamiento, crear al mundo es una importante tarea.
Todo, absolutamente, estará sometido a nuestra ignorancia; los íconos, serán preguntados, cada verdad procesada; la única certeza será la ignorancia y la audacia de la pregunta. Si consiguen algún atisbo de certeza, no se confíen, repregunten, sospechen, no acepten, analícenlo ebria y sobriamente, cuerda y locamente, solos y colectivamente. En cualquier esquina está la ideología tratando de joder, de aquietar, de negar el sueño, porque ella se sustenta en la enorme fuerza de la costumbre. Y no crea que es la ideología del otro, el que consideramos enemigo; es la nuestra, con la que dormimos, la que nos conduce a cometer y decir barbaridades, es nuestro rezo, de él es que debemos cuidarnos.
Estas palabras a lo mejor no hubieran sido posible en otras circunstancias, pero hoy son pertinentes, una vez más la humanidad se levanta como un todo en el planeta; con un hastío, con unas ganas de morirse, de irse, de no volver más; estamos separándonos de una manera de producir, de eso que llamamos el trabajo esclavo, del que en cada cierto tiempo nos separamos. Creamos otras formas de producción, pero sin darnos cuenta volvemos: esclavismo, feudalismo, capitalismo, socialismo.
Hoy estamos conviviendo en el capitalismo, con los retazos de muchos sistemas de producción, cada uno con su historia, con su nombre, con su ideología, pero en común, todos se alimentan de la sangre del planeta, en una depredación infinita, cada uno se acomoda como mejor puede. Es en el marco de estos hechos donde se expresan nuestras ignorancias, ¿Es posible otro mundo sin las ideologías del pasado? ¿Podemos colocar todo en la hoguera? ¿No salvar nada? ¿Qué tendrá fuerza vital, fuego interior, que le permita continuar? ¿Cómo nació este mundo histórico? ¿Cómo se construyó el capitalismo? ¿Cómo se construyó el poder de la iglesia? ¿Cómo mantuvieron las condiciones del trabajo esclavo en los diferentes modos de producción, incluidos los primeros experimentos socialistas conocidos hasta ahora? ¿Cuales son las tareas de los pensadores colectivos? ¿Cómo analizar nuestro tiempo? ¿Cómo precisar lo del lenguaje del poder? ¿Cómo sustituir al trabajo esclavo? ¿Cómo hacer desaparecer los conceptos del héroe, el amor de la individualidad, el egoísmo, el mártir, el líder, el sacrificado? ¿Cómo comprender lo del colectivo? ¿Cómo interpretar lo de los liderazgos que ya no pueden ser? ¿Cómo hablar de lo colectivo? ¿Cómo sustituir lo de las escuelas de cuadros, líderes, o de cualquier otro signo? ¿Cómo hacer comprender o comprender, que todos esos conceptos pertenecen al pensamiento que sostiene el poder, desde la aparición de la lucha de clases, en sus formas más primitivas? ¿Por qué somos una mina? ¿Cuándo se nos construyó como tal? ¿Qué papel jugamos en el engranaje mundial? ¿Cómo empezar a ver, sentir, palpar, saborear, oír, eso que nace fuera del conocimiento del poder? ¿Cómo crear otro método, si es necesario? ¿Cómo diseñar otras formas de organizarnos? ¿Cómo establecer nuevas formas de relación? Estas y otras ignorancias profundizamos en este libro, en donde es difícil conseguir una respuesta, que a su vez no sea otra interrogante.
Se dice que todos debemos participar, entonces masifiquemos en primera instancia el conocimiento de los problemas a resolver, para de esta manera conseguir las soluciones; es claro en toda la historia, que los pobres somos los que hacemos las cosas agradables de este mundo y somos obligados a hacer las desagradables, ¿Cuál es el miedo? Se supone que los revolucionarios deben promover sus ideas y estas se promueven en y con las mayorías y muy particularmente hoy. No confundamos con pueblo a una pequeña élite de conjurados que en nuestro nombre han hecho y desecho en el mundo. Qué eso tardará, no importa, vivamos alegres, mientras tarde.
Tenemos que discutir, de casa, transporte, salud, educación, deporte, diversión, arte, trabajo información, comunicación, y cualquier otro tópico que se escape a esta memoria, pero desde otra óptica, que no sea la explotación, la compra venta. Se sabe que los doctos se reirán, o harán el consabido mohín contra la ignorancia, sin embargo, esa sabiduría no ha podido resolver el asunto, y por el contrario cada día que pasa, los señores tecnoburócratas se vuelven un kilo de estopa, pretendiendo resolver todo con real.
Hoy es evidente, que la transición entre un tiempo y otro, se produce en planos infinitos dentro del proceso de cambio; que un plano se diluye en otro resolviéndose en el tiempo y espacio que le corresponde; que cada uno de esos planos tiene sus propios catalizadores. Es pensable que este sea el tiempo de los juntos como conciencia, así como una vez fueron los dioses, el dios, el individuo ego, hoy es el colectivo conciencia, debemos saber cómo se come eso.
La idea del héroe, del líder, del sacrificado, del dirigente, corresponde a una visión del mundo dictatorial sustentado en el hambre, el miedo y la ignorancia, que nos precede y que vivimos como contradicción. El mundo a construir no debe ser un cuartel, no puede diseñarse desde la carencia, no puede tener la rigidez del miedo, ni la prepotencia de la ignorancia. Masifiquemos el conocimiento del problema.
Usemos colectivamente los distintos medios de información al alcance.
Generemos equipos de producción de ideas a partir de la discusión de los problemas presentados.
Multipliquemos estas discusiones e ideas por las vías antes mencionadas.
Sólo las mayorías con nombre y apellido podrán conseguir las soluciones a los problemas presentados.
Desistamos en la medida en que cumplan su plano dentro del proceso, de los gremios, de los grupos, de los partidos, de las asociaciones; forman parte de lo que está muriendo,
Debemos pensar las nuevas formas de producción, sobre la base del colectivo como productor y disfrutante, en donde la naturaleza no sea un hecho fuera de nuestro cuerpo.
Los métodos de estudio actuales no se corresponden con las necesidades del proceso; su esencialidad privilegiante, su repetición del orden, sus contenidos referidos a lo ya existente, en nada contribuyen a fortalecer la necesidad de comprender el hecho transformador; quien tenga una idea que la lance a la calle de nada sirve guardada en la escuela, en un pensum, en un currículum.
Desbaratar el capitalismo, es un enorme trabajo; pongamos en ello toda la capacidad creativa, toda la alegría; paradójicamente eso nos hará colectivamente libres; no confundamos el intento de hacer eficiente al capitalismo, con la construcción del socialismo; nuestra tarea en este tiempo no es administrar eficientemente al capitalismo, sino financiar la construcción del socialismo; no invirtamos en el trabajo esclavo, fomentemos el trabajo creador, sólo posible en lo colectivo.
«O inventamos o erramos», todo está por comenzar, ¿Quién se detiene primero?
Vamos a experimentar otras formas, de hacer casas, de producir alimentos, de transportarnos, de curarnos, de divertirnos. No dejemos a la fuerza de la costumbre lo que esta por soñar; hagamos un esfuerzo por reventar las cadenas de la opresión mental; hagamos que rechine el cerebro, no sigamos repitiendo, no sigamos buscando la grandeza, por la que ya han fracasado en extremo los ancestros.
Ahora
Descubrimos que el eje vital
se tornó pesadilla su búsqueda
que fuimos muy lejos a ninguna parte
a encontrar la nada
que abandonamos la felicidad de ser niños
para ser adultos en zancadas de 7 leguas
con pasos de medio metro
siempre con apuros
sentenciados al cansancio
al final
vuelta la memoria en lo perdido.
Ya está bueno de la imitación, no seamos otros, seamos nosotros. El lenguaje del poder nos devuelve permanentemente; rompamos ese cordón, vamos a la vida, el abismo es sólo una ideología más.
En la medida en que el aparato de la guerra se ha desarrollado en el mundo, no sólo han desaparecido especies animales, vegetales sino una impresionante y maravillosa variedad de culturas que ha generado la gente en su devenir. Una de las tareas fundamentales en este nuevo tiempo es volver a la variedad, es fomentar la diversidad cultural; un solo pensamiento, sólo sirve a la guerra; las concentraciones humanas, las ciudades cuarteles, las organizaciones verticales sean del signo que sean, en nombre del gremio que sea, a la larga reproducirán el sistema de guerra; sin negar que esa capacidad organizativa aprendida en los abatares de la historia pueda ser usada circunstancialmente en casos de emergencia, porque entre otras cosas no se trata de ser antisísmico o antimaremoto o antinaturaleza se trata a futuro de aprender a convivir naturalmente, a aceptar que los otros están allí.
Pensar la otra sociedad, planificarla, requiere tomar en cuenta no sólo lo que somos, sino lo que queremos ser. No es posible en el hoy satisfacer el hambre, las carencias, los miedos, las ignorancias que nos habitan; es tarea vana, esfuerzo mal invertido, intentar resolver el problema de los gremios, de los géneros, de las particularidades; de lo que se trata, es de incorporar, sumar voluntades de los todos en función de construir una sociedad donde a futuro nos aceptemos; una cultura de la aceptación y no del uso, una cultura fuera de la depredación, donde podamos ejercer la conciencia de la existencia del otro como yo mismo.
Y para abrir esto que se considera cerrar, entre otras cosas les propongo el atreverse a escribir de cualquier forma sus dudas, sus angustias; no se sienta aquí representada (o), porque usted tiene y tendrá siempre la primera y la última palabra, pero juntos, la revolución con sus hechos así lo pregona, lo que pasa es que hay quienes piensan que sólo ellos están llamados a pensar por todos.
Una y mil veces tonto aquel que siga
Que no se circule que no se atreva
a decir su ruda y tierna palabra
No predico
ni vengo a convocar
No es por eso que este cuerpo habla
No tengo la palabra justa
el canto necesario ni el milagro a tiempo
no vengo aliviando penas ni a salvando a nadie
No soy la verdad la vida y el camino
Y el que me siga
No estará a salvo
de su propio cadáver
en esta mañana distinta
que nos invita a nacer.

El socialismo de carne y hueso


«Y lo que yo creo personalmente hoy, y para el próximo futuro, aquí lo escribo: para cubrir la gran necesidad del socialismo del siglo XXI, venga en primer lugar la existencia y persistencia de los quijotes, lo que pongo aquí afrontando cualquier risita o carcajada rotunda. Mucho se ha escrito acerca del socialismo y hasta se ha experimentado acerca del socialismo. Mucho de lo escrito y experimentado es absolutamente desechable. Hay que pensar, hay que explorar, el pueblo tiene que decir su palabra.
Se habló mucho del hombre nuevo. ¿No será nuevo un hombre munido de los viejos valores? ¿No será nuevo un hombre cargado de solidaridad activa y diaria, como estilo de vida? ¿No será bueno y útil revisar los viejos e imperecederos libros? ¿No será inútil tanta basura tecnológica y de punta y discusiones aéreas para derrochar tiempo y recursos e impedir el aporte de muchos más? ¿No será siempre nueva la vieja laboriosidad?
Acerquémonos a la frase del poeta Kalil Gibran: «Cuando trabajais sois una flauta de cuyo corazón el murmullo de las horas se convierte en melodía». Encontremos en ella ese entusiasmo razonable de todos los poetas, encontremos también el trabajo como una melodía bella y amorosa, y encontremos, en suma, esa flauta maravillosa que es la labor libertaria de Francisco de la Mancha. Y encontremos al Miranda concreto para seguirlo o, al menos, considerar su modelo, su propuesta como una buena proposición para la construcción de libertades, de mundos mejores, de más y mejor vida para muchos.
Secundino Urbina.

Tenía que ocurrir un febrero1989, para comprender que no estábamos en una fiesta, sino en un velorio, y no en el velorio del vecino, sino en el nuestro y más en el de todo el caserío.
Fue doloroso saberlo, en adelante, la angustia, la zozobra, el no saber que hacer nos invade. Cada uno por separado busca una salida, desconoce soluciones, es la costumbre. Nunca un velorio masivo, siempre de uno en uno, cuando mucho una vaguada, pero jamás planetario.
Cada uno como ya dijimos, hemos buscado salidas, recovecos, cobijos circunstanciales, uno que otro se ha vuelto loco, en la creencia de que regresarán los muertos, que es un irse momentáneo, que basta con cerrar los ojos y la realidad es otra. Otros se aferran a viejas religiones, a inconmovibles ideologías; bien ateas, bien según y tal mentira de por medio, sacrosantas, buscando explicaciones mágicas. Otros trabajan afanosamente para revivir los cadáveres. Otros reacicalan la casa sin combatir la peste, consideran que sólo se trata de comprar muebles nuevos, no se percatan que quienes los hacían yacen rígidos. Somos nosotros, no otros.
El silencio masivo nos aturde, la sequedad se aferra a los huesos y es entonces cuando alguien grita: ¡Socialismo, pero desde ahora, siglo XXI! quienes gritan no hablan de salida, hablan de soluciones, hablan para siempre, se habla de carne y hueso, de gente, no de ideologías, sí de casas, de salud, de alegría, no de felicidad, ni de esperanza, es de construcciones para la vida, hechas por la gente, la gente masiva, junta, en cayapa, en convite, no los gremios o los partidos o cofradías, u ONGS de mujeres, o de negros, o de indios, o de estudiantes, o de obreros, o de discapacitados, o de campesinos. Tampoco es del egoísmo atomizado que cada día nos consume en esas miserables organizaciones, en donde unos viven de las mayorías como en cualquier empresa privada de la risa, que nos explota.
Estamos hablando de conucos, concepto productivo incluyente, no de industrias sembradoras excluyentes, hablamos de que la miseria en Yaracuy, Lara, Portuguesa, por nombrar un puñito, nos viene entre otras, de la siembra industrial de caña, de sorgo, de café o de lo que sea; que desde la colonia nos han hecho tan mina, como la plata, el cobre, el diamante, o el petróleo. Que las casas en el capitalismo se producen como el misil, o la salud no es un servicio, sino una vulgar compra venta. Cuando decimos socialismo de carne y hueso es no producir discapacitados en dos millones y medio en una población de 25 millones, cuando hablamos de socialismo hablamos de la sustitución del capitalismo, no hablamos de administrarlo mejor o de su eficiencia productiva, en una reingeniería sin fin; porque él no está instalado para que la gente coma, sino para producir ganancias, crecimiento económico, ingreso per cápita, de los dueños del planeta, no importa donde vivan. Cuando hablamos de socialismo hablamos de solidaridad, no de competencia, de dar todo, no de acumular todo, de desprenderse, no de aferrarse; de ser pasajeros, no eternos.
Ejemplo si yo, como país, tengo doscientas mil hectáreas y las siembro de caña, tengo que regarlas con 10.000.000.000, es decir diez mil millones de litros de agua, por día de riego; agua que tengo que ponerla yo, mano de obra barata que tengo que ponerla yo, pero tengo que comprarle venenos y maquinarias a otro que no soy yo; pero además tengo que colocar plantas procesadoras, compradas a otro para procesar esa caña y producir etanol, para alimentar los motores de carros que no los produzco yo y que después tengo que comprarlos, pero como esos carros no pueden andar por ahí realengos, tengo que construirles carreteras y autopistas y estacionamiento y garajes y seguridad contra el robo y pastillas para el estrés… entonces la casa se me hace más grande y ostentosa, y como tengo carro, debo comprar más cosas y ver más cosas y consumir más cosas y… ahí es donde uno dice: el socialismo no puede ser un slogan, tiene que ser de carne y hueso, por tanto el sistema fabril debe ser discutido, ¿O más bien, sustituido? Claro, algún progresista dirá «lo importante es el empleo y el progreso», ¿Y Europa y Estados Unidos ya no han progresado bastante? ¿Ya no tienen pleno empleo? ¿Pero y entonces, qué pasa con sus millones de pobres e indigentes que cada año mueren en el invierno y el verano?
No es posible, que para el dos mil nueve, estemos produciendo 5.000.000 de barriles diarios de petróleo, cuando sabemos que eso es solamente para repotenciar el sistema de explotación que sufrimos desde hace quinientos años; recordemos que los que siembran vientos cosechan sus Katrinas. Y esta revuelta humana no es por casualidad.
De acuerdo con lo dicho hasta ahora, el recalentamiento de la tierra, la contaminación, la basura, los niños de la calle, la pobreza y la riqueza, cada una acumulada ordenadamente en su lado; todo ello ha sido posible con dos millones y medio de barriles diarios, nada más. Hay que acordarse de que sólo la mano de obra produce riqueza en este mundo.
¿Y si el socialismo no se construye con más petróleo? ¿Qué pasa si el socialismo se hace de otra manera que no sea produciendo más? ¿Qué pasa si dejamos de competir? ¿Qué pasa si nos ponemos a pensar juntos? ¿Qué pasa si dejamos de alimentar sinfónicas y alimentamos masivamente el pensamiento? ¿Qué pasa si nos dejamos de tanta palabrería hueca y nos fajamos a crear de verdad? ¿Qué pasa, si el socialismo no es una pasa y pasa que es más joven que un topocho?
El socialismo no es, ni puede sostenerse en una ideología.
El socialismo debe ser conversado como una intracultura, individual y colectiva, en donde su manera de producir, genere unas relaciones de producción desde la solidaridad. En donde el conocimiento no sea un sistema de creencias, mitos o leyendas que fortalezcan la ignorancia y el miedo en las mayorías, sino que sea pensado y amasado desde el trabajo mismo en colectivo y en concordancia con las necesidades del espacio y el tiempo histórico de las comunidades, siempre guiado por las realidades.
Una cultura, en donde las relaciones con todos los demás seres vivos sea desde su aceptación y no desde su dominación o sometimiento.
Entendido de esta manera y asumiendo que ego y dios se han cumplido como supuesto de la felicidad sin lograrse, toca entonces a las mayorías asumir un sistema que nos incluya a todos, por tanto es a todos a quien toca pensar el socialismo desde la íntima carne, desde el profundo hueso colectivo, el poeta ha dicho: «Perderse juntos no es perderse», pero «pensarse juntos, mucho menos», decimos nosotros.
No es fácil plantear lo de pensarse en colectivo, sobre todo cuando la fuerza de la costumbre nos ha enseñado que desde la aparición del poder sólo un cinco por ciento de la población ha tenido acceso al conocimiento; y me refiero al que sirve para controlar y decidir el destino de la gente y no a la basura que aparece en Internet o en televisión o en los cursos de crecimiento personal o autoestima, me refiero al conocimiento de carne y hueso.
No es fácil cuando intelectuales y políticos, (hablo de los de buena fe) están imbuidos en sistemas ideológicos de todo tipo, con los cuales dan respuestas a toda conversa, y sus argumentos se tornan poderosos ante lo que nace. Lo que nace es inocente.
El socialismo de carne y hueso no ha nacido, usted está invitado a engendrarlo desde la más profunda pasión, desde los más lejanos genes, cuando usted, apenas era un sueño en el universo. Pero por lo que más quiera, no lo haga sólo. Eso es onanismo.

La necedad de aferrarse al pasado


Ha costado comprender que cuesta menos invertir en la construcción de una nueva sociedad, que en reparar lo que nos produce malestar. En tiempos pretéritos, no se había conformado una conciencia clara en el colectivo, de la terrible tragedia que ha producido el trabajo esclavo en las inmensas mayorías. A nuestra manera de ver se ha intentado en todos los experimentos socialistas resolver de buena fe el problema de los pobres; en ese camino se han hecho grandes aportes, como los gestos solidarios: salud, educación, construcción masiva de viviendas, internacionalismo; que hablan con claridad de la capacidad humana para vivir en otra sociedad donde el fin no justifique los medios, en donde se pueda resolver a perpetuidad el problema de las carencias infinitas, que hemos acumulado en la alienación, pero que es explotada para el beneficio de la compra venta.
Es doloroso saber que después de aportar a la humanidad veinte millones de combatientes contra el nazi fascismo, setenta años después se derrumba la Unión Soviética en medio de la más atroz corrupción; aflorando el capitalismo, cuando sabemos que más allá de la propaganda en contra, de los bloqueos, de la guerra, se hizo un esfuerzo por dar de comer, vestir, educar y prestar servicios de salud, a millones de seres humanos que surgieron de la esclavitud zarista. El pueblo chino dio una batalla heroica contra el hambre. Su gobierno hoy, en nombre del comunismo, termina aplicándoles la maquila alimentando la voracidad del capital. Pareciera que todo está destinado al fracaso; pero el gesto de Fidel Castro al reconocer cuarenta y siete años después que se han cometido equivocaciones, nos produce un gran alivio, porque no es Ramón Mendoza quien lo está diciendo, es un hombre del que se podrán decir todas las estupideces de este mundo, pero jamás se podrá negar la profunda honestidad para sostener su idea, su compromiso de luchar por una certeza: es posible construir otro mundo social e histórico, en donde la gente no sea presa de la gente, en donde la otra naturaleza no sea nuestra esclava. Es evidente que no se puede alimentar, vestir y dar techo a los pobres, sin dar al traste con el capitalismo. Hay una razón que aparentemente no se ha entendido y es que los pobres no nacen, se hacen; en nuestro tiempo es el capitalismo la causa; mal se puede pensar entonces, en que administrando bien a este sistema se pueda resolver el problema.
La dinámica, obliga a los bien intencionados políticos que buscan transformar el mundo a escuchar los expertos; pero ocurre que estos, son en lo que existe, no en lo por construir; al final de esa práctica terminaremos en lo mismo, reproduciendo al capitalismo. Hay un ejemplo claro, un tecnócrata de la ingeniería, nos dice con su cara bien lavada que el adobe no se debe usar, porque no es antisísmico; el olvida o desconoce desde su comodidad que hay ciudades de adobe con más de cuatrocientos años; pero cuando él estudió, le enseñaron un mito y se lo aprendió y ahora lo repite como loro; él desconoce que mientras el Estado construyó en cuarenta años doscientas mil casas, los pobres construyeron dos millones, y además construyeron las de sus explotadores; pero el señor tecnócrata dice que esos pobres deben ser educados, para que hagan casas en el método capitalista, no se da cuenta que en el capitalismo el problema de la vivienda no tiene solución. Si el socialismo de carne y hueso no es ideológico, entonces debería convocarnos a las grandes mayorías para discutir cómo hacer casas en otro sistema. La revolución sólo es posible cuando los desposeídos asumimos conciencia del problema y pasamos a solucionarlo.
Los revolucionarios que están en el Estado deben comprender que no se trata de educar para seguir teniendo privilegiados. La mayoría de los fugados de Cuba en los últimos tiempos son profesionales, que nunca valoraron el esfuerzo y sacrificio de los campesinos y obreros para que ellos estudiaran y tuvieran una profesión; hoy son grandes consumidores compulsivos, que no desean saber de la revolución, sino de saciar su hambre ancestral como cualquier habitante de un país burgués. Hay que experimentar antes de seguir repartiendo títulos de graduados desde el preescolar hasta el profesional; como representación de nobleza, primero debemos invertir en la colectivización del conocimiento; hoy las grandes mayorías dudan del ingeniero, del enfermero, del médico, del maestro, del albañil, etc. Todos tememos, las evidencias son extremadas, no escondamos lo evidente; allí puede estar el secreto que nos conduzca a las puertas de la nueva sociedad.
Un Funcionario de la tierra dice de buena fe, que ahora sí se le dará tierra con crédito y se le construirán las casas a los campesinos; si es así, entonces la revolución dentro de veinte años estará reconociendo en boca de Chávez su equivocación, porque el problema no está en dar, está en planificar con todos la nueva forma de producir; por ejemplo, cuando uno va al campo consigue que se ha repartido la tierra entre los campesinos pero resulta que están sembrando para la agroindustria. Si usted me hace una casa, no me está solucionando un problema, me está creando como país un grave problema, porque somos colectivamente consumidores compulsivos; no importa que no tengamos con qué, alguien dijo que me enseñen, no que me den, y no niego lo de la mano tendida. Debemos detenernos a planificar, debemos conseguir en está revolución la nueva manera de trabajar, de crear una red social, pero no virtual sino práctica; una que nos mancomune; digámoslo de una vez por todas, no es educando en los conceptos de la actual escuela, no es curando como el actual aparato de salud -incluido barrio adentro- no es sembrando como estamos, no es produciendo por la vía de las cooperativas (La SHELL, MONDRAGON, pertenecen a una cooperativa), no es haciendo deporte de alto rendimiento, no es el arte del ministril pagado, como construiremos la nueva sociedad; el socialismo de carne y hueso debe estar en manos de todos. Detengámonos, nadie nos espera, es verdad están las tareas propias de la lucha de clases, pero ello no debe ser excusa que nos lleve al error cometido por los anteriores experimentos, que siempre dejaron para después el sueño, quedando al final lo reparado como expresión del comunismo.
Si alguna vez hizo falta información y comunicación es ahora. Todos los días nos estamos encontrando para exigir beneficios gremiales, para crear leyes que favorescan al gremio, pero no para diseñar país, no para soñar; sino para ver qué me dan, a quién robo, cómo logro el cargo; los encuentros se fragmentan entre entendidos, de expertos en expertos, diluyéndose en mamotréticos informes, quedándose en nosotros el saborcito amargo de no haber logrado nada y sí de haber gastado tiempo. Sin embargo hoy más que nunca hace falta planificar muchos encuentros, pero del país, el de carne y hueso, el que no tiene a donde ir, ese que requiere de vivienda, de salud, de trabajo que no de empleo, de diversión, de conocimiento, de calzado, de vestido, de comida; encuentros no compulsivos, deben ser serenos, dar frutos; pacientes como los indígenas, los campesinos; deben ser encuentros que duren muchos días, para producir lo deseado. Nada que tenga mucho tiempo sin solución y que se discuta en dos días lo tendrá. Esperar haciendo, conversando, es una clave; experimentar encontrándonos en permanencia, es otra clave; abandonar el gremio, la institución, para sentarse sin apuro en el círculo puede ser otra clave. De todas maneras este es un decir, si nos equivocamos todos, no nos equivocamos; si se equivocan pocos en nombre y sin consulta de muchos entonces lo sufrimos todos.

Entre gremios te veas


A los compañeros de la clase media, es evidente que estas letras les incomodan, porque durante muchos años ellos han decidido la vida de millones de obreros en el planeta; ellos han detenido en nombre de sus intereses el posible avance de los briosos músculos de la invención colectiva; su habitar en el filo de la navaja, no les permite violentar el sistema; ellos se abrogan el derecho a decirnos qué debemos y qué no debemos hacer, hacia donde ir, qué construir; sin darse cuenta, ellos siempre nos han devuelto a la tragedia; pero no es su culpa individual, ellos son parte de un sistema de clases en donde su ubicación les crea ilusiones, mitos, leyendas que por todos los medios tratan de hacer cumplir.
Ellos se creen destinados a salvarnos del capitalismo, por eso nos mandan, nos organizan, y nos forman a su imagen y semejanza como todos los dioses de sus mitos. Sin darse cuenta usan el lenguaje del poder y a veces como no aceptamos nos regañan.
A esos compañeros diría, porque debemos sincerar esta conversa: el problema no es contra ustedes, el problema no es contra nadie, el problema es que debemos desaparecer como clases, y para ello es imperativo que el capitalismo deje de existir, para ello es necesario vencer, como dijeron antes, la enorme fuerza de la costumbre anidada en todo nuestro cuerpo.
A los compañeros de la clase media que creen en la revolución, les pedimos que no crean, que la piensen, que la inventen, que la amasen, que la digieran con nosotros los más pobres; pero de tú a tú, con humildad, con desprendimiento; no nos teman, nosotros no queremos gobernar ni tener poder; esa idea de tener poder se nos inculca desde afuera, de los que lo han vivido, es decir desde su clase, porque en el fondo, siempre se aspira a estar en donde están los dominantes; esta conversa se ha ocultado, pero no se puede ir hacia la eliminación de «el fin justifica los medios» si desde ya los revolucionarios no se andan con la ética que les habita. Decir la verdad, dijo alguien, nos hará libres; así lo creo; claro que eso nos creará riesgos, pero la comodidad nos sostendrá esclavos, en cambio esta palabra sin mala intención ayudará a la reflexión; estamos de nuevo como colectivo a las puertas de otra historia.
No más gremios
Hablar de los gremios, es meterse con el pan de casi toda la clase media, los traidores de clase y los trepadores que han conseguido en esas organizaciones una forma de vivir de la miseria. Pero no queda otra que tocar el tema, si queremos construir un país que supere la condición de mina en la que hoy vivimos.
Quienes crean un gremio, sea este sindical, vecinal, de género, de raza, religioso, partidista, discapacitados, cooperativista, empresariales, deportistas, artistas, etc., siempre parten de la necesidad no satisfecha de los que agremian, de su marginamiento, de su sometimiento.
El gremio en su estructura organizativa siempre mantiene la ley del dueño aunque se disfrace de democrática; es uno o el comité el que decide vida y hacienda de lo conseguido en nombre de todos. Así funcionan los dueños de los gremios; por supuesto todo esto ocurre en la legalidad del capitalismo; todo el mundo (es decir los agremiados) sabe que se ejerce la dictadura y que se roba, pero es imposible quitar al dueño porque lo que más puedes hacer es sustituirlo por otro dueño u otros dueños, quienes siempre inculcarán el miedo de que el gremio no puede desaparecer porque entonces ¿quién te va a defender? ¿El Chavo?
En el capitalismo estamos atomizados en gremios, lo grave es que cada gremio pide para sí todos los recursos del país; cada uno se siente con el derecho a reclamar prebendas; a nadie le importa el otro gremio; cada uno es rapiño del país, cada uno demuestra la capacidad de consumo; los gremios son parte de la estructura del sistema aun cuando hayan nacido en nombre de la ayuda al oprimido; en el socialismo de carne y hueso una tarea importante es crear conciencia de que los gremios son una especie de cáncer o rémoras organizativas, que no permiten a las grandes mayorías organizarse como país; son anclas que nos mantienen en el pasado, que perturban la tarea revolucionaria, porque mantienen a los agremiados pidiendo, esperando, amodorrados, enviciados. Que no permiten dar rienda suelta a la invención, a la búsqueda, a la reflexión. Los gremios se convirtieron en entes contrarrevolucionarios y ayudaron a restablecer el capitalismo en los diferentes experimentos que se han hecho en nombre del socialismo; los gremios están dirigidos por gente cómoda, que en el fondo no desea cambiar, por tanto esperan que nada cambie e inconscientemente hacen esfuerzo para que la revolución no ocurra.
La tarea de hacer consciente en las mayorías el problema de los gremios, es supremamente importante porque ello ayudará a buscar soluciones, a pensar, a crear, porque en definitiva la revolución es un acto creador colectivo.
El problema de los partidos
El partido es un gremio de conjurados que digan lo que digan, en nombre de lo que sea, su único y verdadero objetivo es apoderarse del poder; para ello su fin siempre justificará los medios. Estos partidos pueden ser de izquierda o de derecha, mas o menos pero buscarán el mismo objetivo, tener el poder.
Siempre han existido en la historia humana, nunca han cambiado de parecer. Ya con el nacimiento del capitalismo aparecen como lo que se llamaron los partidos modernos, claramente representando a una que otra clase, sin embargo los llamados partidos proletarios o comunistas, no son fundados por los proletarios sino por la clase media, que en nombre del proletariado actuó, por tanto su accionar práctico se correspondía con esa filosofía.  
Hoy necesitamos otro tipo de organización, que obedezca a las circunstancias históricas; una organización donde todos podamos circularnos, vernos las caras, tomar decisiones juntos; una que no se esconda, que no justifique sus errores, que no coloque sus intereses por encima del colectivo, que en nombre de ningún ideal obligue al colectivo a cumplir tareas que no son de su agrado, que no sacrifique, que no martirice, que no coarte, que sea fresca que obedezca al cuerpo, que no sea para siempre, que pueda desaparecer cuando no sea necesaria.

Cuando hablo debo decir, si no digo, nadie me escucha, así grite.


Conversar sobre el problema de la comunicación, nos lleva necesariamente a tratar el problema de la incomunicación. La sociedad de clases, atomizada, individualizada, entre otras cosas genera incomunicación entre los individuos o gremios que en ella defienden sus intereses; por tanto se crean mecanismos de información que buscan engañar a los otros sobre las verdaderas intenciones que los dueños de medios tienen. Grandes políticos en toda la historia humana (Miranda, Bolívar, Martí, Lenin) han definido a estos medios como armas de guerra; no es casual que la máquina de escribir la haya inventado una fábrica de armas, la Remington.
Uno de estos engaños en la actual sociedad, es hacer creer, que tales medios son de comunicación. Todos sabemos que la comunicación, sólo es posible cuando los seres pueden mirarse, hablarse, tocarse, sentirse, procesarse, reflexionarse, de tú a tú, en el mismo tiempo y espacio, sin que medie nada entre ellos.
Los medios que están en manos del Estado, son manejados por técnicos formados en las ideas capitalistas; sus mensajes reproducen la ideología del capitalismo, la falsa conciencia de que todos seremos ricos; las imágenes de quienes transmiten son bien vestidas, bien rasuradas; los espacios están adornados para el engaño, para atraparte desde la forma que a la vez reproduce el contenido del hacer capitalista; sin darse cuenta el mensaje es baladí, cuando no es culpabilizante; los pobres son usados para demostrar que somos los productores de basura, que somos cochinos, porque no la votamos (pero fundamentalmente los pobres mestizos, los negros, los indios, que son los modelos que se utilizan y se venden como negativos, como causantes de males).
Los protocolos en los diferentes entes son con paltó y corbata; la gran mayoría, así lo desee, no puede ser parte del protocolo mediático; siempre seremos invisibles desde los medios.
Todos los representantes que transmiten valores se visten con trajes caros o imitándolos; si alguien habla por esos medios con palabras o gestos coloquiales es sometido al escarnio público, porque en los medios se debe hablar con el lenguaje oficial del poder; el poder dice que debemos ser educados, formados, suavizados, hasta la obediencia y el debido respeto, hasta que no nos quede un gesto de rebeldía.
¿El socialismo de carne y hueso no debe tener sus propios contenidos? ¿Esos contenidos no deben parecerse a nuestros sueños?, porque una cosa es el sueño de la alienación en los ámbitos del consumo y otra muy distinta es el sueño de construirnos como país fuera del concepto mina.
Nosotros estamos obligados a informarnos masivamente sobre los problemas importantes de la revolución, por la sencilla razón de que nos afectan a todos. Debemos saber de nuestro pasado, de nuestro presente, de cómo nos afectará el futuro. Esos problemas debemos manejarlos con el lenguaje que somos.
Los expertos no son nuestro sur, porque no están en sintonía con los tiempos revolucionarios, así repitan frases, hagan gestos, enarbolen banderas; la razón es sencilla: allí no está el corazón.
Los cómodos no pueden orientarnos, porque ellos de manera inconsciente reproducen las ideas del sistema, porque no están necesitados de la revolución, no desean cambiar nada.
La tarea es de todos, sin límites de tiempo, sin apuros; está en nosotros diseñar el lenguaje, construir la idea, imaginar la forma; nada debe ser desperdiciado; toda idea cabe, toda idea es desechable; vengan aquí los sabios y los ignorantes; eso sí lleguemos sin arrogancia, humildes. Circularse es una manera, de cara a cara, de corazón a corazón.

Hasta la democracia es dictatorial


El sistema es dictatorial aunque la constitución nos diga «participativa y protagónica». Ocho horas, mínimo, duramos en la fábrica, o empleo, tanto más en la escuela, igual en el ejército y así sucesivamente, la sociedad es dictatorial, el lenguaje es dictatorial, la estructura organizativa de cualquier signo es dictatorial, todas las instituciones de orden político son dictatoriales, la familia es dictatorial, y en la medida en que avanza el capital las grandes corporaciones se hacen mas dictatoriales, acumulan el poder de infinitas formas abrogándose el derecho a decidir vidas y destinos en el planeta.
La revolución se plantea entonces pensar una sociedad distinta en donde esta manera de vivir no tenga cabida; una sociedad donde el modelo productivo sea basado en la necesidad real; donde la planificación sea una ciencia en manos del colectivo; donde la conciencia no sea alienada.

Tiempo de algarabías


Algarabía uno

Han transcurridos muchos soles y lunas, mucha agua, muchas arepas por la boca, mucha alpargata desgastada, muchos patioebola rastrillados, muchas risas y muchos llantos ya en desuso, desde que El Cayapo colgó las uñas y se dedicó a una vida dispendiosa y disfrutadora de eso que llamamos la revolución, ¡ah mundo¡ y como la hemos gozado.

Algarabía dos

Una cosa ha sido demostrada con mucha precisión: El Cayapo no ha hecho falta para que se den las transformaciones históricas; eso nos reconforta y nos alegra, porque una vez más la vieja máxima del señor Marx se cumple: «la emancipación de la clase obrera será obra de la clase obrera misma» así que señores y señoras muy emperifolladas y follados, no sigan con el viejo cuentito de que «sin mí tú no eres ná».

Algarabía tres

Otro mito que se ha derrumbado en este proceso, es la manida leyenda de que la corrupción es la causa de todos los males y que si matamos a los malos reinaremos los buenos. Niños ese cuento no es verdad; la corrupción es sólo un síntoma no una causa; estamos en presencia de un cadáver muy viejo; se le presume como mínimo unos diez mil años de viejura, ese anciano cadáver se llama el poder. Así que es mejor que no nos den ningún poder a los pobres, porque no es la primera vez que nos alzamos contra el señor, y no sólo aquí, desde mucho antes, recuerdan a Espartaco, el que primero le dijo al poder «a otro Espartaco con ese hueso». Y dígame el señor Zapata, y el Sandino y al que mientan Bolívar; toditos ellos se dieron cuenta de donde estaba el problema; pero el gallo que más claro cantó fue el señor Simón Rodríguez que dijo: «después de esta muerte nos toca inventar» y sólo inventan los necesitados, los que no saben, porque son los únicos interesados en una revolución, porque los que ya saben se aprovechan ¡y como lo hacen! por lo tanto uno piensa que se debe analizar más a fondo de donde se origina esta corrupción, porque la conciencia de unos cuantos es sólo una excepción, la regla está en el sistema enfermo, no en los hombres y mujeres que a diario nacemos inocentes. Preguntémonos cuántos años tiene este proceso y cuanto tienen los corruptos, cuántos años tienen las universidades y las escuelas y los pensa, y las fábricas y las iglesias y los ejércitos y los deportes y las artes y las oficinas y los y las y los y las; y los hombres y mujeres seguimos naciendo inocentes, no machistas; inocentes, no femeninistas; inocentes, no racistas; inocentes, no guerreros; inocentes, no ladrones; inocentes, seguimos naciendo inocentes, pero caemos en un molde antiguo y muerto que ya tiene más de diez mil años y que cada vez que se insurje en su contra nos enamora con el cuento mágico del poder al soberano; no señor, nosotros tenemos que crear un mundo paralelo en donde el señor poder, no sea más que un vil recuerdo del sufrimiento humano; mosca con el que nos ofrece poder, porque nos está pidiendo que salvemos al capitalismo. Preguntémonos ¿Qué poder es el que nos van a transferir?, ¿Quién es el que se desgañita pidiendo poder?, ¿Cuáles son las características de este poder que se nos dice entregar? ¿En qué organización se deposita y se administra este poder?, ¿Y si el poder es viejo, también no nos hará viejos y viejas?, Y dígame usted: Si este poder está enfermo, ¿no nos convertiremos nosotros en sus enfermeros y enfermeras y en ello se nos va la vida, en luchar toda la vida?, cuando lo único que no nos ha hecho vivir la vida, es el poder viejo y enfermo que desde siempre nos tiene agarraos por el pescuezo.

Algarabía cuatro

Otro mito leyenda que se estrella contra la historia, es el llamado fracaso del socialismo, del comunismo, ¿Cómo puede fracasar lo que jamás ha existido?. Hoy de nuevo, millones de seres en el planeta buscan con afanoso entusiasmo la opción de vivir de otra manera, pero los cagones de siempre salen con el argumento de que Rusia, China, Albania, Cuba; lo que debemos decir de una vez por todas es que estas experimentaciones sociales en la que se embarcaron estos pueblos y muchos otros, estaban signadas por el espejismo del progreso, del desarrollo; cayendo en la competencia con el mundo capitalista, manteniéndose en la orbita del mercado; no hubo tiempo o tal vez la ideología del progreso no se los permitió, de trabajar la creación de un nuevo modelo productivo, la eliminación de las instituciones creadas por el mundo del poder en toda su historia, y la formación de una nueva manera de relaciones sociales, pero además se calaron los bloqueos y las guerras más atroces que se le haya impuesto a pueblo alguno en el mundo; pero hoy no nos dejaremos embaucar, hoy nos organizaremos de otra forma, no nos dejaremos atrapar por la cobardía de quienes dicen que el imperialismo nos puede invadir, (y con este argumento no permitir la conversa sobre lo que ha de construirse entre todos, y reacomodar el viejo sistema de creencias). Como si los perros calientes ya no están en Guárico. Que nos van a quitar el petróleo, como si ya no tienen cien años en eso. Señores de ahora y en adelante nos toca pensar, crear, inventar otro mundo y en eso estamos empeñados, El Cayapo no come cuento y si hay que ser socialistas seremos socialistas, si hay que ser comunista seremos comunistas y si hay que ser caraotas azules seremos caraotas azules; pero a nosotros nadie nos engaña con el cuentico de que el comunismo nos va a quitar los hijos, porque si a eso vamos desde hace rato ya los hijos son de los dueños de las pañaleras, de los centros comerciales, de la Internet, de las discotecas, de las drogas, de las armas, de la pornografía y de los muy malos maestros de los que dios me libre y los libre a ellos, pobrecitos, que como sufren enseñando lo que no saben (No se empute viejo maestro, como dice «el flecha», que la cosa no es con usted).

El comunismo o las caraotas azules nada nos pueden quitar, por la simple razón de que toda propiedad en el capitalismo es precaria, excepto la ejercida sobre los medios de producción que está permanentemente en manos de una clase, mas no en los individuos; pero casas de clase media, rancho de proletarios, conuco de campesino, carros, patioebola de fin de semana, orilla de río; nada, nada de eso nos pertenece, porque en una sociedad profundamente anarquizada desde su aparato productivo, un accidente, una enfermedad, nos conduce a la voracidad de los dueños de clínicas, quienes sin importarle absolutamente nada ni nadie, te dejan en la calle, con una mano alante y otra atrás; el comunismo o las caraotas amarillas lo más que nos pueden quitar de encima es el yugo del trabajo esclavo.

Algarabía cinco y ya

Este cayapo está dispuesto a sostener con los otros cayapos, de corazón a corazón todas las conversas del mundo, para buscar las formas de vivir agradablemente esta vida que es la única que tenemos y que definitivamente nos gusta; tenemos mucha alegría de poder conversar de nuevo con todos ustedes, sean del planeta que sean; esta revolución es una nota y vamos todos a gozarla; que se vaya lo que tenga que irse y que venga lo que tenga que venirse, lo demás, como dijo el viejo José de San Martín, lo demás no importa y punto. Aquí estamos de nuevo clonadamente de nadie.

Planeta


(A dos manos con Carlos Angulo)

Amo un país de saludos, buenas tardes
y que le vaya bien.
De buenos días, cómo anda su salud,
cómo están los suyos por allá.
Un país de bienvenidas, puertas abiertas,
café y cuentos por las tardes,
comidas juntos y hospedaje cálido.
Un país de siembra y cría en convite de casa
en cayapa y cosecha en cambote.
Un país de te amo en lo junto, lo cierto,
lo todo, el río, la noche, el desgrane,
la cocina, el canto, el poema,
el saltimbanqui fugaz que traen los cometas,
el sonido de los grillos y los sapos,
el andar de los gusanos y el destello antiguo,
que nos viene de las estrellas más lejanas.
Un país que habite en el moler,
la corteza de los árboles,
el ya no existo, en el dibujo de las nubes
y en el soñar permanente de los corazones
que lo habitan.
Un país como silla en la espera,
sombrero al sol, brazos abiertos
de los camburales y el tejer de una mujer
sentada a la vera del camino.
Un país que anda a pie en los que van y vienen,
que se la juegue como hermano,
que va pa esa en las buenas
y en las malas.
Un país de abrazos y palmadas
que se alegre con la llegada de los diferentes,
que no sea grande, ni poderoso, ni el mejor,
un país pequeño de construcciones para la vida,
que cuando juegue no haga trampas, no compita.
Un país transparente,
que se le toque el corazón para que nadie lo dañe.

¿Hasta cuándo palo? (Proceso histórico actual, tercera fractura cultural) Primera fractura Siglo XV


Nuestros ojos libres, hoy son capaces de ver lo que ayer nuestra condición de esclavos coloniales nos impedía observar: que la «civilización occidental» esconde bajo su vistosa fachada un cuadro de hienas y chacales.
Che.

«Descubriéronse las Indias en el año de mil e cuatrocientos y noventa y dos.
Fuéronse a poblar el año siguiente de cristianos españoles, por manera que ha cuarenta e nueve años que fueron a ellas cantidad de españoles; e la primera tierra donde entraron para hecho de poblar fue la grande y felicísima isla Española, que tiene seiscientas leguas en torno. Hay otras muy grandes e infinitas islas alrededor, por todas las partes della, que todas estaban e las vimos las más pobladas e llenas de naturales gentes, indios dellas, que puede ser tierra poblada en el mundo.
La tierra firme, que está de esta isla por lo más cercano docientas e cicuenta leguas, pocas más, tiene de costa de mar más de diez mil leguas descubiertas e cada día se descubren más, todas llenas como una colmena de gentes en lo que hasta el año de cuarenta e uno se ha descubierto, que parece que puso Dios en aquellas tierras todo el golpe o la mayor cantidad de todo el linaje humano.
Todas estas universas e infinitas gentes a toto genere crió Dios las más simples, sin maldades ni dobleces, obedientísimas y fidelísimas a sus señores naturales e a los cristianos a quien sirven; más humildes, más pacientes, más pacíficas e quietas, sin rencillas ni bollicios, no rijosos, no querulosos, sin rancores, sin odios, sin desear venganzas, que hay en el mundo. Son asimismo las gentes más delicadas, flacas y tiernas en complisión e que menos pueden sufrir trabajos y que más facilmente mueren de cualquiera enfermedad; que ni hijos de príncipes e señores entre nosotros, criados en regalos e delicada vida, no son más delicados que ellos, aunque sean de los que entre ellos son de linaje de labradores. Son también gentes paupérrimas y que menos poseen ni quieren poseer de bienes temporales; e por esto no soberbias, no ambiciosas, no cubdiciosas. Su comida es tal que la de los sanctos padres en el desierto no parece haber sido más estrecha ni menos deleitosa ni pobre. Sus vestidos comúnmente son en cueros, cubiertas sus vergüenzas, e cuando mucho cúbrense con una manta de algodón, que será como vara y media o dos varas de lienzo en cuadra. Sus camas son encima de una estera e, cuando mucho, duermen en unas como redes colgadas, que en lengua de isla Española llamaban hamacas. Son eso mesmo de limpios e desocupados e vivos entendimientos, muy capaces e dóciles para toda buena doctrina, aptísimos para recibir nuestra sancta fe católica e ser dotados de virtuosas costumbres, e las que menos impedimentos tienen para esto que Dios crió en el mundo. Y son tan importunas desque una vez comienzan a tener noticia de las cosas de la fe, para saberlas, y en exercitar los sacramentos de la Iglesia y el culto divino, que digo verdad que han menester los religiosos, para sufrillos, ser dotados por Dios de don muy señalado de paciencia; e, finalmente, yo he oído decir a muchos seglares españoles de muchos años acá e muchas veces, no pudiendo negar la bondad que en ellos veen: «cierto, estas gentes eran las más bienaventuradas del mundo si solamente conocieran a Dios».
En estas ovejas mansas, y de las calidades susodichas por su Hacedor y Criador así dotadas, entraron los españoles desde luego que las conocieron como lobos e tigres y leones cruelísimos de muchos días hambrientos. Y otra cosa no han hecho de cuarenta años a esta parte hasta hoy, e hoy en este día lo hacen, sino despedazallas, matallas, angustiallas, afligillas, atormentallas y destruillas por las estrañas y nuevas e varias e nunca otras tales vistas ni leídas ni oídas maneras de crueldad, de las cuales algunas pocas abajo se dirán.
En tanto grado que, habiendo en la isla Española sobre tres cuentos de ánimas que vimos, no hay hoy de los naturales della docientas personas. La isla de Cuba es cuasi tan luenga como desde Valladolid a Roma; está hoy cuasi toda despoblada. La isla de Sant Juan e la de Jamaica, islas muy grandes e muy felices e graciosas, ambas están asoladas. [En] las islas de los Lucayos, que están comarcanas a la Española e Cuba por la parte del norte, que son más de sesenta, con las que llamaban de Gigantes e otras islas grandes e chicas, e que la peor dellas es más fértil e graciosa que la huerta del rey de Sevilla e la más sana tierra del mundo, en las cuales había más de quinientas mil ánimas, no hay hoy una sola criatura; todas las mataron trayéndolas e por traellas a la isla Española después que veían que se les acababan los naturales della. Andando un navío tres años a rebuscar por ellas la gente que había después de haber sido vendimiadas, porque un buen cristiano se movió por piedad para los que se hallasen convertillos e ganallos a Cristo, no se hallaron sino once personas, las cuales yo vide. Otras más de treinta islas, que están en comarca de la isla de Sant Juan, por la mesma causa están despobladas e perdidas. Serán todas estas islas, de tierra, más de dos mil leguas, que todas están despobladas e desiertas de gente.
De la gran tierra firme somos ciertos que nuestros españoles, por sus crueldades y nefandas obras, han despoblado y asolado y que están hoy desiertas, estando llenos de hombres racionales, más de diez reinos mayores que toda España, aunque entre Aragón y Portugal en ellos, y más tierra que hay de Sevilla a Jerusalén dos veces, que son más de dos mil leguas.
Daremos por cuenta muy cierta y verdadera que son muertas en los dichos cuarenta años por las dichas tiranías e infernales obras de los cristianos, injusta y tiránicamente, más de doce cuentos de ánimas, hombres y mujeres y niños; y en verdad que creo, sin pensar engañarme, que son más de quince cuentos.
Dos maneras generales y principales han tenido los que allá han pasado, que se llaman cristianos, en estirpar y raer de la haz de la tierra a aquellas miserandas naciones. La una, por injustas, crueles, sangrientas y tiránicas guerras. La otra, después que han muerto todos los que podrían anhelar o sospirar o pensar en libertad o en salir de los tormentos que padecen, como son todos los señores naturales y los hombres varones (porque comúnmente no dejan en las guerras a vida sino los mozos y mujeres), oprimiéndolos con la más dura, horrible y áspera servidumbre en que jamás hombres ni bestias pudieron ser puestas. A estas dos maneras de tiranía infernal se reducen e se resuelven o subalternan como a géneros, todas las otras diversas y varias de asolar aquellas gentes, que son infinitas.
La causa por que han muerto y destruido tantas y tales e tan infinito número de ánimas los cristianos ha sido solamente por tener por su fin último el oro y henchirse de riquezas en muy breves días e subir a estados muy altos e sin proporción de sus personas; conviene a saber, por la insaciable cudicia e ambición que han tenido, que ha sido mayor que en el mundo ser pudo por ser aquellas tierras tan felices e tan ricas e las gentes tan humildes tan pacientes y tan fáciles a subjectarlas.
A las cuales no han tenido más respecto ni dellas han hecho más cuenta ni estima (hablo con verdad por lo que sé y he visto todo el dicho tiempo), no digo que de bestias (porque pluguiera a Dios que como bestias las hubieran tractado y estimado) pero como y menos que estiércol de las plazas. Y así han curado de sus vidas e de sus ánimas, e por esto todos los números e cuentos dichos han muerto sin fe e sin sacramentos.
Y ésta es una muy notoria e averiguada verdad que todos, aunque sean los tiranos e matadores, la saben e la confiesan: que nunca los indios de todas las Indias hicieron mal alguno a cristianos, antes los tuvieron por venidos del cielo, hasta que, primero, muchas veces hobieron recebido ellos o sus vecinos muchos males, robos, muertes, violencias y vejaciones dellos mesmos»
Bartolomé De Las Casas
Brevísima relación de la destruición de las Indias.



Este doloroso poema no necesita explicación, así, y no de otra manera fue como se inició nuestra relación con Europa, con una profunda y dolorosa fractura, sin anestesia, sin aviso y sin protesto porque te mato. Y no como se ha pretendido edulcorar la masacre, con el cuento de que los bellos conquistadores, (que no invasores asesinos) de la madre patria nos trajeron el idioma y la cultura y la religión para civilizarnos, y que sin ellos no éramos ná.
El bandidaje europeo y sus ambiciosos financistas: Reyes, banqueros, religiosos, militares, científicos, artistas y etc. se confabularon para cometer el crimen más atroz que contra pueblo alguno se haya cometido; porque una cosa es guerrear contra gente armada y otra muy distinta es masacrar a gente indefensa.
En esta primera fractura no sólo fue el asesinato, el saqueo, el ultraje, la humillación; lo grave fue la destrucción a sangre y fuego de todas las culturas y naciones que en este continente existían, la enajenación de la conciencia y el futuro avergüenzamiento que hoy aún nos acompaña. El ejemplo más palpable, es la defensa que algunos indígenas hacen de las nuevas tribus.
Desde entonces formamos parte del engranaje del sistema capitalista, que justamente comenzaba su proceso de acumulación primaria de capital. De aquí se llevaron la papa, el cacao, el tomate, el oro, la plata, la gente. Nos convirtieron en sus minas, en su mano esclava, en sus productores de riquezas a distancia; en fin, fuimos otros humillados, de la historia de Europa; allí comenzamos a ser parte de ellos como sus esclavos.
Copiamos a continuación el remache ideológico en el que se sustentaron, para justificar la continuación de la masacre, pero a otro pueblo, en este mismo territorio, con el agravante del desarraigo para siempre:

«El ilustrado español de la segunda mitad del siglo XVIII Antonio de Alcedo hace una descripción de los negros de América y se lamenta por los excesos que ha generado la esclavitud.
Fragmento de Diccionario geográfico-histórico de las Indias occidentales o América.

De Antonio de Alcedo.
NEGROS, Nacion de gentes ó por mejor decir Naciones diferentes de varios Reynos y Provincias del Africa, que aunque no son aborigenes de América, les damos lugar porque forman la principal parte de los habitantes de estas Regiones, que hoy si no exceden, á lo menos igualan á sus naturales, porque estos son los que trabajan las minas, los que cultivan la tierra, y los que se emplean en todos los oficios serviles en la América, en los dominios de España, Portugal, Francia, Inglaterra, Holanda &c., que los compran en las Costas de Africa, y los llevan por esclavos, donde son tratados con el mayor rigor é inhumanidad, como si no fueran de la especie racional: el célebre Fr. Bartolomé de las Casas, Obispo de Chiapa fue el que con zelo indiscreto propuso para libertar á los Indios de la servidumbre, llevar Negros esclavos para el trabajo, como si esta parte del género humano debiera carecer de los privilegios de la humanidad por la diferencia del color que les da el nombre, y en unos es mas atezado que en otros segun las Provincias de que son, y llaman castas, como Congos, Mandingas, Chalaes, Ararares, y otras muchas: generalmente son bien hechos, membrudos, fuertes, y de mucha resistencia para el trabajo: tienen la nariz chata, los labios abultados, el pelo muy encrespado y la dentadura blanca: se diferencian las castas en algunas señales caracteristicas entre ellos, como los Chalaes que tienen tres verdugones de alto á baxo en las mejillas de otras tantas sajaduras que les hacen desde pequeños: los Araraes que se liman en punta los dientes &c.: los Ingleses, Holandeses y Portugueses hacen este infame comercio en las Costas de Guinea para venderlos despues en la América y en las Islas, donde al cabo de algunos años de trabajo y esclavitud tienen derecho á conseguir la libertad dando al amo la cantidad que le costó; pero aun este corto alivio respecto á lo que han padecido, que dispuso sabiamente el gobierno Español, no suele tener efecto por lo que elude el interes y dureza de los dueños: es cierto que el caracter general de los Negros es de malísimas costumbres, porque son embusteros, supersticiosos, dados á hechizerías, vengativos, crueles y ladrones, y sin el castigo y rigor con que son tratados seria imposible avenirse con ellos, pero aboga en su disculpa el amor de la libertad y la sinrazon de la esclavitud; y no dexa de haber muchos en quienes se observan virtudes morales como entre las Naciones mas cultas: los Españoles, que entre todas son los que los tratan menos mal, han abastecido desde poco tiempo después de la conquista sus Provincias de Negros por medio de contratas celebradas con diferentes condiciones primero con los Genoveses, sucesivamente con Don Domingo de Grillo, el Consulado de Sevilla, Don Nicolás Porcio, Don Bernardo Marin y Guzman, la Compañia de Portugal, la de Francia llamada de Guinea hasta el año de 1713. que por la paz de Utrech se concedió á la Compañia de Inglaterra por 30. años que cumplieron el de 1743., en que siguió Don Joseph Ruiz de Noriega, y despues una Compañia de comerciantes de Cadiz.

Fuente: Alcedo, Antonio de. Diccionario geográfico-histórico de las Indias occidentales o América. 5 vols. Madrid: Imprenta de Benito Cano, 1786-1789.
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Copiamos hasta la forma actual de plantearse la cita, en donde se deja claro que esto es la verdad por que lo dice el ilustrísimo intelectual español. Qué otra cosa se puede decir.
Así se validaron los primeros trescientos años de piratería que duró la acumulación de capital en Europa, trescientos años de expoliar gente y territorio, bajo una férrea dictadura impuesta por la espada y el cañón europeo. Pero repetimos, el daño mayor radicó en el pensamiento impuesto, la cultura que nos avergüenza, de la que no hemos podido desprendernos y de la que estamos obligados a separarnos so pena de fracasar.
Siendo esclavizados nuestros ancestros, se fortaleció una sociedad de carácter extractiva de riquezas, que alimentó, la construcción del sistema capitalista en Europa.
Esto por supuesto no evita la heroica resistencia que los indígenas y los africanos sostienen durante todo ese tiempo, generándose permanentemente sublevaciones, insurrecciones, hasta que madura la revolución industrial en Europa. De este tiempo es importante destacar las construcciones de pueblos solidarios creados como escondites, las Birongueras, Cumbes, kilombos y otros, que van a ser de gran importancia en el proceso independentista.

Segunda fractura cultural: Siglo XIX
y parte del Siglo XX.
En 1642 Oliverio Crownell dirige en Inglaterra la guerra campesina que inicia el derrumbe definitivo del feudalismo en Europa. Ya se ha cumplido, la fase primaria de acumulación de capitales, y comienza con gran fuerza la revolución industrial. Para 1712 los ingleses han inventado la máquina a vapor, lo que revolucionó la producción, aumentando ésta a niveles nunca imaginados, transformando al mundo radicalmente. En 1789 se inicia la revolución francesa, que da al traste con la monarquía y se declaran los derechos universales del hombre capitalista, del hombre ego; el pensamiento único se ha coronado, se ha globalizado, lo que queda es su instrumentación práctica, a través de la formación de las naciones, estados definitivos. La industrialización y los derechos del hombre se dan la mano para expropiar la fuerza de trabajo de millones de seres, que ahora no serán comprados sino que tendrán el derecho de venderse al mejor postor, que no es otro que el capital, quien impone el precio por medio del salario que paga por emplear esa capacidad de producción; la esclavitud moderna se ha globalizado, todos deben comprar y vender en nombre de la libertad, la fraternidad y la igualdad de ser explotados los unos por los otros.
Ahí entramos nosotros de nuevo en la historia europea, pero muchos intelectuales piensan que es la nuestra. El capital en plena expansión requiere de mercados y sobre todo de consumidores y compradores; requiere de gente «libre» que se pueda vender y a la que se le pueda extraer de forma más barata la capacidad de producir riquezas, los esclavos no pueden comerciar, esa es la verdadera razón por la que se da la guerra de independencia, lo demás son los mitos y leyendas con que se va a rodear esa historia; no se niega por eso, la participación de individualidades y del pueblo en proceso de construcción, pero lo único que explica la actitud traicionera de los mantuanos en contra de sus héroes, es la motivación económica, la protección de sus intereses, que se ven amenazados por la actitud de un pueblo que sabe que sus amos no desean ser país, sino continuar explotándolos, un pueblo que da demostraciones de amar la libertad no como una necesidad económica sino como un andar juntos. Y no desde la retórica filosófica sino desde la práctica; es el único pueblo que en forma de ejército surge desde el fondo de su dolorosa historia con la vocación de liberar a otros pueblos sin cobrar absolutamente nada. No es casual que estos pueblos hayan dado a luz, hombres de la talla de Miranda, Simón Rodríguez, Simón Bolívar, José Martí, Artigas, San Martín y tantos otros, que iniciaron nuestro ombligo histórico, que prepararon este presente que nos devuelve a la vanguardia de la historia en el continente.
Pero a partir de 1826, se fragua la conspiración que nos devuelve a la historia de Europa y su continuación, Estados Unidos. Se asesina a los líderes fundamentales, se les exilia, se les encarcela, se les hacen campañas difamatorias, y a los pueblos se les somete a cumplir con contratos económicamente leoninos, que los endeudan para siempre, atándolos a los carros del capitalismo mundial, sin embargo los pueblos no dejaron de pelear. Desde 1830 hasta nuestros días, el continente se ha llenado de sangre combatiente contra el imperialismo. Las sublevaciones y las experimentaciones de todo tipo, se han practicado en la búsqueda de nuevas formas de vivir, que estén separadas de la esclavitud del capital, desde entonces y como siempre Europa y estados unidos nos habían mantenido atados a la rueda de su historia.

Tercera fractura finales siglo XX
Naciendo colectivo
En 1989 el pueblo de Guarenas da el aldabonazo que nos llama de nuevo a entrar en la historia, pero esta vez desde la perspectiva de ser esta, nuestra verdadera historia, en donde estamos decidiendo; nadie lo hace por nosotros.
O financiamos la revolución o administramos el capitalismo.
Tenemos que aprender a leer en los libros que hagamos, mientras tanto que nos guíe el corazón.
No puede aparecer en el mundo el deseo de las grandes mayorías de quitarse el látigo del lomo, cuando de inmediato aparecen los miembros de diversas clases a decirnos como debemos hacer las cosas, qué libros leer, cómo hablar, y cómo debemos formarnos; y uno dice «tanta amabilidad me confunde patrón».
En esta tercera fractura, estamos enterrando al capitalismo, la concreción máxima del trabajo esclavo. Saltar a la historia como protagonistas, es privilegio de estas generaciones que hoy convivimos.
Necesitamos pensarnos, reformular la visión del mundo, la gran tarea es crear otra cultura, el esfuerzo es en coletivo, nada está escrito, nada dibujado, todo está por hacer, hagamos, el papel está en blanco.