viernes, 22 de octubre de 2010

No se puede ser en lo nuevo, con el traje y contenido de lo viejo


Otro lenguaje es necesario, pero debe nacer de otro pensamiento-hacer.

El valet, las orquestas sinfónicas, el teatro de élite, los grandes salones para el arte, los ateneos, ¿Cuánto cuesta a los trabajadores? ¿Cuánto nos cuesta barrer el Teresa Carreño? ¿Cuántos pobres vamos?. No es verdad que ahora es nuestro, en su cotidianidad no tenemos para pagar su mantenimiento; su espectáculo no lo decidimos; su programación es la de la clase social que nos produce y consume diariamente. pero supongamos que deseamos las sinfónicas, y los valet, y los teatros extranjeros y toda la floripondia con la que se disfraza la burguesía y su siempre dispuesta a traicionar la clase media, para decirse culta, leída, cosmopolita, supongamos por un momento que a todos los pobres nos dió una puntá y dejamos de un lado el hecho revolucionario y nos dedicamos a consumir el arte en todas sus variantes, ¿Saben ustedes cuánto cuesta crear una sinfónica?. En la Vega, Caracas, hay 62 barrios grandes. Supongamos una sinfónica por cada barrio. Está bien es mucho barrio. Una por cada parroquia del país, y el valet y los museos. No se puede, es que no se puede, matemáticamente no se puede. Entonces cómo es lo de la cultura para el pueblo, o es que nos sostendremos con el saltimbanqui, el patioebola la televisión y la polar, o es que nos van a seguir jodiendo con lo de la cultura popular y el folclore que hay que seguirlo apoyando, para que nuestra cultura no se muera y vamos a registrarlo y vamos a enseñarlo en la escuela y por los medios alternativos sin revisión alguna; o es que los diablos danzantes no son la representación genuina del sometimiento por parte de la rebeldía del pueblo a su más antiguo enemigo como lo es la iglesia terrateniente en el continente americano. ¿O es que se puede desmentir?. Claro, como ahora también existen los gremios de la cultura popular y el folclore estos saldrán a defender sus parcelas, enmiceriadas por la escuela universitaria.

El arte y la compra venta del artista.
Cuánto cuestas, cuan artista eres,
sirviéndole a quien le sirves.
Un artista una oferta,
muchos artistas una bolsa de valores.
Desde Rafael y el Quijote,
cada quien cobra lo tazado en el mercado,
lo demás es la estafa en el mercado marginal,
de los saltimbanquis subsidiados por el Estado,
a costa de los más pobres.
Y el arte, ¿Dónde está el arte?,
en qué lomo de campesino se nos esconde,
en qué red de pescadores,
en qué martillo de carpintero,
en qué mujer lavandera,
en qué limpiabotas se torna brillo,
dígame usted, que sabe, que no se vende,
cuántos millones de camioneros,
lo dejaron sin cola en las carreteras
de brandi y café para no dormir la muerte,
pregúntese, no se haga el bolsa, el lomo e baba,
porque usted y yo lo sabemos,
lo que nos falta es decirlo,
vomitarlo desde las entrañas colectivas,
¿Hasta cuando será el dolor de este mundo,
Su carencia infinita?
la que ha de producir aquello que nos asombra,
o es que ya estamos tan cargados de miseria
que no es posible dolernos con un solo dolor.

¿O es que el arte se hizo fuera de la forma de producción? ¿O es que cantamos, pintamos, en el aire?. Acaso no se sabe que rico no produce arte, que cuando mucho lo que hace es copiar y malo.
En el socialismo de carne y hueso el arte debe ser puesto en su lugar, es decir el que él quiera no el que quieran los demás. Hay preguntas interesantes, ¿Qué pasaría si todos comiéramos como debe ser, si vistiéramos, si viajáramos, si tuviéramos casas, etc.? ¿Qué pasaría si no existiera pepeganga? Podemos preguntarnos ¿Sería posible el arte? porque hasta ahora el arte sólo ha reflejado nuestras carencias, nuestras miserias; y si fuera posible, cómo sería, échale bolas Ruperto, que ahora es que quedan interrogantes, pero, si de algo estamos seguros, es que debe ser despojado de su condición de fetiche en el mundo de la compra venta.
Usted tiene una intracultura que le permite compartir con el otro, sin embargo eso tiene un límite; puede hacerlo generalmente con sus congéneres de la misma cantidad de plata, pero no así con los que no tienen, eso no dice que no lo intente, pero generalmente lo hace por poco tiempo, quedándole el mal sabor del remordimiento.
El modelo de producción nos educa vía escuela, casa, familia, calle para el egoísmo, para la competencia, la zancadilla, disfrazados con los remoquetes de éxitos, metas, triunfos, logros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario