viernes, 22 de octubre de 2010

La Trampa del Desarrollo


Hasta cuando seguiremos huyendo del hambre, el miedo y la ignorancia, necesitamos es construirnos como una sociedad organizada, una sociedad de gente y para la gente; no para una ideología, un dios, un sistema, una máquina. Una sociedad que acepte a la naturaleza como su madre, una madre protegida. Una sociedad que no imite a otra sociedad, sea de animales, plantas, minerales, microbios, bacterias. Una sociedad donde la aceptación sea la primera y principal regla; debemos aceptarnos y aceptar que lo otro está, ha estado y seguirá estando a pesar de nosotros.
No necesitamos desarrollarnos, debemos estar; ser; no debemos imitar; el miedo a violentar la costumbre, las tradiciones, no ha permitido a la gente quedarse y construir lo perecedero y no lo eterno.
Millones de personas hoy invierten grandes esfuerzos en salvar el aparato educativo, sin saber que sólo invertimos en pasado, en lo que nos niega; los ejemplos sobran; el dolor es mucho; necesitamos aprender es cierto, pero lo primero es cómo quitarnos la escuela de encima.

Nadie se jubila de la vida
Millones de personas trabajan aceleradamente por recuperar el aparato productivo; desconocen que en ello se les va la vida y la de todos; es verdad necesitamos producir pero lo primero es separarnos del actual aparato de producción para poder estar juntos. Para poder decidir nuestro destino, la insurgencia hoy no es contra los gobiernos ni las dictaduras, es contra la forma de producir, ¿O es que no es evidente tanta trampa contra el trabajo esclavo? Maldad es intentar recuperar las fábricas, las empresas; revolucionario es desmantelar esos centros de la muerte; nadie se jubila de la vida o de la parranda, ¿Cómo es que el trabajo no es igual a la vida si se hace supuestamente por la vida? Pensemos igual en ejercito, en iglesia; allí no está la vida, allí el ego, la avaricia la codicia, el poder, el sometimiento, la disciplina ciega, la inconciencia, el miedo, el hambre, la ignorancia, todo cuerdamente disfrazado de necesidad histórica.

La carrera a ninguna parte
El desarrollo es la carrera a ninguna parte; no lo disfracemos; el desarrollo no es más que la cagazón acumulada en masa, es la huida mas grande de la especie humana; en su nombre todo lo hemos arrasado. Sólo en Venezuela hemos destruido setecientos ríos navegables, y eso que todavía no producimos cinco millones de barriles diarios. ¿De donde sacaremos otros setecientos ríos? ¿Cuántas Sierras de Perijá, nos harán falta para demostrar que la luz no nace de lo profundo? La saciedad nos lo ha mostrado. ¿Cuántas Mesas de Guanipa, necesitamos en desierto, para que cada año midamos en pobreza el crecimiento económico? ¿Cuántos millones de indigentes se requieren para comprender que sólo la gente produce riquezas? ¿Cuántas amazonías arrasadas se requieren para comprender nuestro miedo, nuestra hambre y nuestra ignorancia, para saber que no llegaremos a ninguna parte? Que la tecnología y la ciencia se tornaron ociosas y prepotentes y ya no sirven sino para la ostentación de los estúpidos y estúpidas que no podemos vivir del propio cuerpo y capacidad. Para la ciencia y la tecnología ya no somos más que números en la estadística.

Para ser como vida
La organización tradicional, (sea esta religiosa, escolar, empresarial, militar, artística, partidista, vecinal, condominios, etc.) es piramidal, vertical, embúdica; no sirve a la gente, es racista, excluyente, condenante, esclavizante; sobre ella descansa el desarrollo; si queremos ser o estar, es deber ético separarnos de ella; nadie diga de ahora y en adelante que no se dijo, nadie crea que el socialismo consiste en hacer eficiente el Estado o la fábrica, nadie se consuele esperando que la administración obrera de las fábricas nos hará libres; que ningún idiota venda como nueva, teorías ya discutidas y desechadas, porque está de moda hablar de socialismo. El socialismo será como mínimo, otra manera de organizarnos para ser como vida.

No vinieron en una probeta índica
No tengamos miedo, el mundo no se va acabar, ni nos iremos por un precipicio; pongamos la discusión en su santo lugar; pongamos todos los esfuerzos en una discusión masiva, que empiece por desnudarnos, por decirnos las cuatro verdades que jamás nos hemos dicho; convoquemos a todos; no a los sabios, los sabios ya tienen mucho miedo; los burócratas están acomodados y los tecnócratas, son estúpidos y estúpidas prepotentes que creen que nacieron de una probeta índica y que sus hijos de ahora y en adelante nacerán con una «ese» en el pecho y con los interiores por fuera volando eternamente en los centros comerciales. Busquémonos como mayorías esclavizadas que somos, y decidámonos de una vez por todas a perder la esperanza y a dedicarnos a construir un mundo social que nos acepte por encima de todo concepto. En ese mundo debemos discutir; la casa, no puede ser ni urbanización ni barrio; ambos sirven a la fábrica y al consumo desmedido, por tanto una discusión importante es ¿Cómo son las casas del socialismo en el trópico?, ¿O en Europa? que no sea una mercancía o un bien acumulable o heredable, ¿Cómo no seguir construyéndole mansiones a otros, mientras se nos va la vida en ranchos insalubres? ¿Cómo no lavarles y limpiarles a otros que se consumen toda el agua mientras no la tenemos para beber? ¿Cómo será la manera de producir partiendo de este mar caribe o estas montañas frías?, o ¿estos cardonales eternos? ¿Cómo serán las máquinas o las herramientas necesarias? ¿Se parecerán a nuestros brazos, serán de nuestro tamaño? ¿No tendremos que empinarnos para agarrar la palanca? ¿No habrá que disfrazarse de robot para manejarlas? ¿Exactamente para manejarlas y no que ellas nos manejen?, ¿Cuál el tiempo, la necesidad, los espacios? Nadie venga con el cuentito de que ya eso existe. No, eso no existe, existe un aparato de producción que sostiene y vive para la guerra; el que hagamos no puede ser igual; el socialismo no es un hecho uniforme, porque sino, sería capitalismo, ¿O es qué acaso el mundo entero no usa bluyin, come hamburguesa y fuma cigarro? La discusión sobre el socialismo debe involucrar todo lo que tiene que ver con la vida en el planeta; que la conseja del cobarde no nos invada, y nos lleve a creer que su prédica contra el socialismo es una certeza; que no sea la fuerza de la costumbre y la flojera mental, la que no nos permita buscar la solución. El socialismo no puede ser concebido como una salida sino como una solución; las salidas son reformas, y sólo se reforma lo existente, sólo se desarrolla lo existente. Y lo existente es el capitalismo.

Primeros cien mil años
Vamos pues, apenas comienzan estos primeros cien mil años de discusión.
las formas tradicionales de discusión son remedos de la guerra: Los tres minutos, le queda uno, después interviene, no hable tanto, no complique la reunión, no la sabotee, cállese, usted va de último, ese no es su número, usted es el cuatro, sistematice, concrete, no se extienda, hable claro, no venga otra vez con lo mismo, no moleste que los demás también quieren hablar, sea proactivo, que ahora voy para otra reunión, que no demore, que hoy o nunca. (Cuando esto ocurra es porque está funcionando el lenguaje del poder en algún dirigentillo, que puede ser vecinal sindical o academiquillo). Paja, puro gamelote seco; no debemos calarnos esas idioteces; vamos, no importa, que sea balbuceo, o que parezca habladera de guevonadas nuestro primer decir; que sea jerigonza, o calé o gaguería, no importa. Nadie sabe hasta ahora qué es el socialismo, por la simple razón de que nadie lo ha vivido; tenemos que inventarlo; y si es para todos, más a nuestro favor; todos tenemos el derecho de participar y de hablar y dibujar y cantar y escribir y bañar del socialismo; que no venga nadie a quitarnos las ganas, en nombre de ningún apuro; lo único apurado aquí es el capitalismo, al que le estamos cabando la tumba; para el socialismo tenemos toda la vida. Eso sí, es urgente, salir del capitalismo, porque nos puede contaminar, de sus instituciones, de sus costumbres, de sus modos, de sus usos. Es necesario hoy invertir en el socialismo con todas nuestras palabras y sudores. Ya hemos mantenido demasiado al capitalismo, así que ya usted sabe, de usted depende en conjunto está conversa; no pierda el tiempo hablando de corrupción, que eso sólo le interesa al capitalismo, porque eso lo alimenta; son millones de horas hombres que se pierden hablando contra un síntoma que existe desde que existe el modelo de producción guerrerista, y sólo se acabará cuando construyamos el socialismo donde nadie tendrá necesidad ni de robar ni de ostentar, ni de acumular, porque se vivirá para jubilarnos con la vida, todos los días de la vida.

Lenguaje del poder
El pueblo no tiene cultura, hay que culturizar al pueblo; el pueblo no es educado, hay que educar al pueblo; hay que bajar al pueblo; hay que subir cerro; el pueblo es bruto, el pueblo no piensa, vamos a formar a la gente, vamos a organizar a la gente; nuestros indígenas nuestros campesinos, nuestros obreros, nuestras mujeres, nuestros carros, ¡perdón! es que uno termina apropiándose de todo. Cuando desde el poder se dice esto, es obvio que quien lo dice no vive en el barrio, no está con los campesinos ni es parte de las culturas indígenas; pero el compañero que tengo aquí a mi lado que es mi vecino y dirigente sindical habla de la misma manera como habla el poder, él no se incluye; tarde o temprano terminará alejado de mi.
¿De dónde nos vino este lenguaje tan apropiativo?, ¿Nació de las antiguas culturas que habitaron estas tierras? ¿Lo trajeron los africanos, o simplemente lo trajo aquel que nos invadió?
Quien invade y somete, obliga al uso de sus modos y costumbres; incluida su manera de expresarse, por la simple razón de la necesidad de poder comunicarse para obtener el beneficio deseado; si esto es así, entonces tenemos toda la explicación; pero, nos preguntamos ¿Por qué en tiempo revolucionario tenemos que usar ese mismo lenguaje? ¿Por que nos comportamos como invasores con los compañeros? Apenas aprendemos tres palabras, de inmediato comenzamos a negarnos y a maltratar al que está al lado.
¿En el socialismo hablaremos este lenguaje, lo cambiaremos?
Es interesante que conversemos de la cultura y el lenguaje en el socialismo. Reitero que nadie venga con el cuentito de que para eso está la escuela y que lo que falta es la inclusión, no señor no hay que comerse ese cuento de dormidera histórica, que siempre nos aplicaron a los sometidos, porque resulta que la escuelita es la de ellos.
Otro de los cuentos del lenguaje es el de la inclusión; si una sociedad nos ha expulsado, no es posible que hagamos una revolución para que ella nos incluya, porque su naturaleza no es esa, por tanto la revolución se hace para crear otra sociedad; y ocurre que es necesario ir a la raíz del pensamiento que originó está sociedad y las condiciones en que fue creado, para efectivamente comprender el lenguaje que lo expresa y así no repetir por la fuerza de la costumbre lo ya existente en los discursos cotidianos en nombre de la revolución.

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